Me preguntaba Ana ex-Pirulina si no tenía miedo a meterme tan pronto en una media maratón. La verdad es que lo pienso y respeto sí le tengo; 21 kilómetros, apenas un par de meses y pico corriendo, y las dos últimas semanas sin casi haber entrenado, por el nuevo curro... Pero no, miedo no tengo. Empezaré a correr a mi ritmo diesel y hasta donde tire el motorcillo, seguiré. El resto, andando. Creo que me esperarán dos horas y media, hasta el cierre del control. Que lo hagan abrigados...

Cuando empecé a planear la San Sil si que andaba un poco nervioso. Más que nada por las dificultades de calcular el tiempo que iba a tardar y si tanto esfuerzo no iba a servir para llegar con el control abierto... Al final, bajé de la hora. Hará un par de semanas repetí ritmo en los 15 km de Tres Cantos. Si aguanto eso, si que puedo llegar en dos horas y media a la meta. Aunque sea, como le decía a Ana, andando los últimos kilómetros y recitando a Pessoa.

No es que no quiera mejorar. El año que viene me gustaría llegar a la San Sly con la pulserita para entrar en el cajón de -52 ganada a pulso, carrera a carrera. Pero ahora mismo solo salgo a correr para probarme. Si tardo más, es más tiempo que aguanto el miedo al ridículo, al agotamiento, al dolor. No se trata tampoco de que disfrute con eso, simplemente me gusta saber que puedo aguantarlo, que no me va a hacer tirar la toalla.

Claro que quiero mejorar. Espero irme centrando, poder organizarme y tener un plan de entrenamientos que no sea caótico o directamente inexistente. Flipo con el año de Ana, que ha bajado de los 50' en su segunda San Sly. Y con Pepe, que se va a correr ese maraton de Barcelona como quien va a comprar churros un domingo por la mañana. Con las expediciones Mayayas. Con los Martinfierros de allá y acá (aggie, merak). Os envidio a todos, coño, os lo habeis ganado. Y de momento solo puedo deciros una cosa, miedo no tengo.